lunes, 4 de noviembre de 2013

Himno Nacional.

 Recuerdo perfectamente el día en que te conocí. La creencia de que eras el hombre ideal para mí aumentó conforme nos aproximamos. Supongo que en aquel momento, ambos fuimos conscientes.  Entre nosotros existía una fuerte carga magnética, eléctrica,  y todos se dieron cuenta mucho antes de que nosotros reconociéramos que uno no era nada sin el otro.
*********
El tiempo pasaba y lo extraño se convertía en rutinario, en conocido. Empecé a sentir que ibas a ser dividido en una buena persona y en otra totalmente diferente que te llevaría a perder todas las oportunidades que la vida te ofrecería. Me di cuenta de que te gustaba el romance. El romance con abandonos imprudentes. Pero no me importaba. Había decidido arriesgarme y estaba dispuesta a ganar o a perder. Eso creía.
********
Sin embargo, conforme los años pasaron todo se volvió más y más difícil y nos tocó enfrentarnos a nuevos desafíos. Juntos, y separados al mismo tiempo. Yo me preguntaba si acaso estar tan cerca y tan lejos a la vez era posible. Y sí, lo era, lo era.
*******
Me pediste que fuera más interesante colocando tu mano detrás de mi cuello. Mi pelo ondeaba en una frenética danza al viento.
Te pregunté: ¿Podemos hacerlo más tarde?
Y contestaste: Sí, sí, sí.
No encontraba la manera de ser diferente. Necesitaba tiempo. Me dijiste que lo entendías. Pero tú te morías por probarme.
******
Al final sucedió. Me entregué a ti. A tus besos. A tus caricias. Necesitaba garantizar que seguirías conmigo, necesitaba que sintieras que yo podía ser cautivadora y atractiva.
Cantaste el himno nacional mientras me encontraba sobre tu cuerpo, presionándote, buscando tu amor.
Me pediste que fuera interesante, pero ya lo soy, de hecho lo era desde un principio.
*****
Lo nuestro fue una bonita historia de amor para la nueva Era.  Para el nuevo Universo que habíamos planeado crear juntos. Algo digno de ser escrito en la nueva Biblia, en la página 23. Pero me temo que eso tan bello, lo dejamos perdido por el camino.
****
Cuando reaccioné era demasiado tarde. Rogué para que te quedaras. Supliqué que me explicaras que dirección pensabas tomar y donde me ubicabas a mí en tu nueva vida. Intenté que recordaras lo que un día sentimos. De esa manera es como lo comprendí. Te planteabas dejarlo todo atrás. Pero yo te amaba, te amaba, te amaba. Y aún te amo.
***
Estamos en un acelerado y enfermizo desastre. Nos creamos nuestras propias sobredosis, y nos matamos, nos matamos lentamente.
Con nuestras drogas, nuestro amor, nuestros sueños y  nuestra ira borramos las líneas entre lo real y lo falso.
**
Solo te lo pediré una última vez:
Ámame de nuevo. Solo a mí. Me siento sola. Sola en la oscuridad. Necesito que alguien me abrace. Sé que tú lo podrías hacer bien. Estoy segura, estoy segura, estoy segura…
*
Tal vez nunca lo reconozcas pero he sido y soy tu himno nacional.
Cariño levanta las manos, hazme una reverencia. Me lo merezco. (Y me lo debes.)  



1 comentario:

  1. Muy buena entrada. Quizás ese amor ya cumplió su ciclo, y es tiempo de empezar una nueva historia... o tal vez tiene más para decir. Tiempo al tiempo.
    Me gusta tu blog, te sigo.
    Un abrazo grande!

    ResponderEliminar