sábado, 14 de diciembre de 2013

¿Hora de arriesgar?

Hay ciudades en las que da igual que sea lunes, miércoles o domingo.
Existen lugares que se invaden de niebla.
Se conservan sitios en los que los cisnes se acurrucan uno contra otro para mantener el calor corporal…

Hay ciudades en las que el invierno es mágico, dulce, rojo y blanco.
Existen lugares en los que el frío no eriza el vello de los brazos, y el sol nunca se esconde.
Se conservan remotos paisajes en los que llueve. Llueve, y no incordia que los rizos se peguen a mi frente perlada de lluvia.

Encuentro calles sacudidas por el viento, y dejo que éste alborote mi melena.
Mis bucles vuelan lejos del gorro. Bajo él escondo los restos pegajosos del lejano calor veraniego.
Son recuerdos, son momentos, son risas, son estrellas… Remotos.

Hace ya tiempo que solo soy capaz de fijarme en mis labios.
Cortados en desagradables, desgarradoras, profundas grietas que imploran amor.
Tu amor.

Pierdo el tiempo. Pierdes oportunidades.
Juguemos de nuevo a ser adultos. Reconozcamos que fuimos los únicos culpables de quemar aquello.
Démonos prisa, porque nuestros labios continúan agrietados.
No son las bajas temperaturas, no es la humedad.
¿Dónde se quedaron nuestros besos?


Hay ciudades que pierden su luz y viveza cuando alguien se va.
Existen personas que se llevan consigo la energía y la alegría de otras.
Y yo me pregunto, ¿piensas devolverme lo que es mío?

Dos palabras arañan mi corazón.
Una promesa que olvidé susurrarte suavemente, se quiebra en mi interior.

Huele a Navidad. A familia. A ti.
Y duele.
Duele que no estés.
Duele que te busque por las iluminadas calles de esta puta ciudad. No encontrarte.
¿Volverás?

Me recreo creando mis propios fantasmas, y a continuación huyo de ellos.
Diseño mi propio mundo, y luego lo borro.
Sueño en una realidad paralela en la que me despierto todas las mañanas a tu lado.

Evito todas las ventanas, todas las farolas, todos mis jerséis en los que puedo encontrar tus huellas.
Me paso tardes enteras tumbada sobre el blanco edredón de mi cama, esnifando tu imborrable aroma.
Me coloco a base de cafés de vainilla, y escucho baladas, y leo poesía.
¿Qué has hecho conmigo? Él romántico eras tú. Yo estaba hecha de puro rock, de falta de compasión.

Me compré una camisa de flores, y unas manoletinas a juego.
No es mi estilo, pero bueno.
Te esperan en el armario acumulando polvo.
Son solo para que tú me las veas puestas. Solo para que tú me las arranques con el filo punzante de tu boca.

Sigo siendo yo.
Más sincera. Más irreverente. Más libre.
Menos coherente. Menos real. Menos seguidora.
Más original. Más alocada. Más rota.
Falta de amor, repleta de besos nunca dados.
(Vuelve)

Sueño despierta con el pasado. Con nuestro tiempo. Con volver a estar a tu lado.
Mi corazón se acelera.
Me sentía insegura. Era celosa. Era egoísta, pero a la vez trataba ocultarlo, y…
Tal vez olvidé desear que te quedaras. Conmigo, y junto a mí. 

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